Si en España las tramas de corrupción están a la orden del día, Estados Unidos parece circunscribir sus escándalos a un plano más sexual. Ya sabemos de esa moral estadounidense, que permite destruir, colonizar y democratizar a base de bombas, pero no perdona deslices de alcoba.
Hay que recordar a Clinton, a Edwards, a Spitzer y al más tonto de todos: Anthony Weiner. Hasta hace unas semanas, el demócrata (sí, desconfiad de un esposo en las filas de este partido), miembro de la Cámara de Representantes, era un claro candidato a la alcaldía de Nueva York, pero su afición a utilizar las redes sociales para «ligotear» le ha jugado una mala pasada.
El pasado 27 de mayo, la cuenta de Twitter del político mostraba algo inusual: una foto poco pudorosa, de esas de «llevas el móvil ahí o te alegras de verme». La enviaba directamente a una de sus seguidoras, una estudiante de 21 años… pero al parecer Weiner no contó con que la foto podía ser vista por todo el mundo. Y así ocurrió. Y aunque fue borrada a velocidad luz, Twitter nunca olvida: la foto fue retweeteada varias veces por usuarios como Dan Wolfe, que se reconoce conservador, republicano y admirador de Reagan.
En un principio Weiner dijo haber sido víctima de un hackeo e incluso negó que la foto fuese suya. Y es entonces cuando la mentira enciende el ventilador y sale el escándalo a flote.
Webs conservadoras como BigGovernment publican fotos que Weiner había enviado a otras «seguidoras» en los últimos meses, y es cuando ya no queda otra que admitir lo que ya era claro: «No he dicho la verdad y he hecho cosas de las que me arrepiento profundamente. He causado dolor a aquellos a los que quiero. Este ha sido un grave error». Y además reconocía haber intercambiado este tipo de mensajes con otras seis mujeres a través de Facebook.
A estas horas, su partido le pide que renuncie aunque las encuestas arden y los neoyorquinos se dividen entre los que castigan a Weiner y los que creen que debe seguir su trabajo en la Cámara.
Resulta que a sus 46 años, tal y como cuenta Ramón Lobo, el congresista era una gran promesa de la política. Su defensa de la reforma sanitaria le puso en primera línea y se había convertido en un hábil aliado de Obama. Pero su afición por las mujeres le ha perdido.
Para colmo de males, los medios anuncian que la esposa del político erecto (que no electo) está embarazada. Se había casado con ella hace un año y ha reconocido que este calenturiento uso de las redes sociales lo practicaba antes y después de haber contraído matrimonio. Y adivinen, ella es Huma Abedin, o lo que es lo mismo: la mano derecha de Hillary Clinton (buenos consejos no le faltarán).
Varias conclusiones: 1. Dejad de haceros este tipo de fotos, los tíos desnudos NO somos fotogénicos; 2. Internet nunca olvida y siempre habrá alguien pendiente de ti: deja de hacer el gilipollas; y 3. Si eres demócrata, ten presente que a los republicanos les sigue movilizando la Guerra «del Golfo»: céntrate en tu familia y deja de creerte Tiger Woods.